INTRODUCCIÓN
Hay tres tipos de estrategias para
introducir la literatura en las aulas:
- Cuentacuentos: Son relatos transmitidos oralmente, en los que no se utilizan ilustraciones. Tiene la capacidad de generar imágenes en la mente del que escucha y fomenta el desarrollo de la imaginación. Es el medio más directo para aproximar al niño a la obra literaria.
- Lectura: Se lee un cuento con el apoyo de las ilustraciones del libro. Para ello hay que tener en cuenta varios aspectos como lector: entonación, ritmo, volumen, expresividad, pausas, interactuación, ritmo de lectura, claridad y vocalización. Para leer se requiere una cierta disponibilidad personal y muy diversas razones. El marco ambiental tiene gran importancia para realizar dicha estrategia.
- Narración con libro: El narrador va recreando la historia a través de las ilustraciones que muestra a los niños/as y va asegurándose de que se fijan en los detalles, en los gestos, en los movimientos, etc. Debe ser conocedor de la historia de antemano para transmitirla con sus palabras y para interactuar continuamente con los receptores. Está pensada, fundamentalmente, para trabajar la decodificación gráfica, icónica y, por ello, el maestro no cuenta la historia ilustrándola con las imágenes, sino que narra describiendo.
SELECCIÓN DE ESTRATEGIA
De las tres estrategias yo he elegido el cuentacuentos, en
concreto porque escogí el cuento folclórico “El caracol y el rosal” recopilado
por Hans Christian Andersen. Una narración ya que hay que mantener y propagar la
transmisión oral, potenciando la imaginación, la emoción y la reflexión de cada
uno.
Decidí seleccionar este cuento para niños de 5-6 años, ya que
me parece que este tipo de estrategia es más extensa que una narración con
libro o lectura, por lo que los niños con menos edad podrían distraerse y
aburrirse con facilidad. Además que sea un caracol el protagonista llama mucho
la atención en los niños de esas edades.
Los objetivos principales que pretendo conseguir con el
cuentacuentos son:
- Fomentar la imaginación y la curiosidad.
- Llamar a la reflexión personal.
- Que comprendan la realidad a través del cuento.
- Su esquema es lineal por lo que también favorecer la memorización.
- Desarrollar su capacidad de comprensión auditiva (escuchar, comprender y reaccionar adecuadamente a la palabra hablada).
PREPARACIÓN DE LA
ACTIVIDAD
- Seleccione la estrategia y el cuento.
- Como narradora decidí modificar ciertas palabras y expresiones (lo subrayado) hasta hacerla propia aunque basándome en el hilo argumental de la historia:
Había una vez un gran campo
donde pastaban las ovejas y las vacas. Y al otro lado de este, se
hallaba el hermoso jardín rodeado de avellanos. En el centro del jardín
había un rosal totalmente cubierto de flores durante todo el año. Y allí,
en ese aromático mundo de color, vivía el caracol Marisol, con todo lo
que representaba su mundo, a cuestas, pues sobre sus espaldas llevaba su casa y
sus pertenencias.
Y se hablaba a sí mismo
sobre su momento de ser útil en la vida: -¡Paciencia! -decía el caracol Marisol-.
Ya llegará mi hora. Haré mucho más que dar rosas o avellanas, muchísimo más que
dar leche como las vacas y las ovejas.
-Esperamos mucho de ti –le dijo
el rosal-. ¿Podría saber cuándo me enseñarás lo que eres capaz de hacer?
-Necesito tiempo para pensar
-dijo el caracol Marisol-; siempre estás con prisas. No, así no se
preparan las sorpresas.
Un año más tarde el caracol Marisol
se hallaba tomando el sol casi en el mismo sitio que antes, mientras el rosal
se dedicaba a echar capullos y mantener la belleza de sus rosas,
siempre frescas, siempre nuevas. El caracol Marisol sacó medio cuerpo fuera,
estiró sus cuernecillos y los encogió de nuevo.
-Nada ha cambiado -dijo-. No se
advierte el más insignificante progreso. El rosal sigue con sus rosas, y eso es
todo lo que hace.
Pasó el verano y vino el otoño.
El rosal continuó dando capullos y rosas hasta que llegó la nieve. El tiempo se
hizo húmedo y frío. El rosal se inclinó hacia la tierra y el caracol Marisol se
escondió bajo el suelo.
Luego comenzó una nueva
estación, y las rosas salieron al aire y el caracol Marisol hizo lo mismo.
-Ahora ya eres un rosal viejo
-dijo el caracol Marisol-. Pronto tendrás que ir pensando en dejarlo. Ya
has dado al mundo cuanto tenías dentro de ti. Si era o no de mucho valor, es
cosa que no he tenido tiempo de pensar con calma. Pero está claro que no has
hecho nada por tu desarrollo interno, pues en ese caso tendrías frutos muy
distintos que ofrecernos. ¿Qué dices a esto? Pronto no serás más que un palo
seco... ¿Te das cuenta de lo que quiero decirte?
-Me asustas -dijo el rosal-.
Nunca he pensado en ello.
-Claro, nunca te has molestado
en pensar en nada. ¿Te preguntaste alguna vez por qué florecías y cómo
florecías, por qué lo hacías de esa manera y de no de otra?
-No, tu vida fue demasiado
fácil -contestó el caracol Marisol (Sin detenerse a observarse a sí mismo).
-Cierto -dijo el rosal-. Me lo
daban todo. Pero tú tuviste más suerte aún. Tú eres una de esas criaturas que
piensan mucho, uno de esos seres de gran inteligencia que se proponen asombrar
al mundo algún día... algún día.... ¿Pero, de qué te sirve el pasar los años
pensando sin hacer nada útil por el mundo?
-No, no, de ningún modo -dijo
el caracol Marisol-. El mundo no existe para mí. ¿Qué tengo yo que ver con el
mundo? Bastante es que me ocupe de mí mismo y en mí mismo.
-¿Pero no deberíamos todos dar
a los demás lo mejor de nosotros, no deberíamos ofrecerle cuanto pudiéramos al
mundo? Es cierto que yo no le he dado más que rosas; pero tú, en cambio,
que posees tantos dones, ¿qué has dado tú? ¿Qué puedes darle?
-¿Darle? ¿Darle yo al mundo? Yo
lo escupo. ¿Para qué sirve el mundo? No significa nada para mí. Anda, sigue
cultivando tus rosas; es para lo único que sirves. Deja que los avellanos
produzcan sus frutos, deja que las vacas y las ovejas den su leche; cada uno
tiene su público, y yo también tengo el mío dentro de mí mismo. ¡Me recojo en
mi interior, y en él voy a quedarme! El mundo no me interesa.
Y con estas palabras, el
caracol Marisol se metió dentro de su casa y la cerró.
-¡Qué pena! -dijo el rosal-. Yo
no tengo modo de esconderme, por mucho que lo intente. Siempre he de volver
otra vez, siempre he de mostrarme otra vez en mis rosas.
Y el rosal continuó floreciendo
en toda su inocencia, mientras el caracol Marisol dormía dentro de su casa. El
mundo nada significaba para él.
Y pasaron los años.
El caracol Marisol se había
vuelto tierra en la tierra, y el rosal tierra en la tierra... Pero en el
jardín brotaban los rosales nuevos, y los nuevos caracoles decidieron no seguir
con la misma filosofía que Marisol, dejaron de arrastrarse dentro de sus casas,
porque no escupían al mundo, ahora la vida tenía un significado para ellos.
Y colorín colorado este
cuento se ha acabado...
- Después me lo aprendí, para ello me lo leí varias veces y se lo conté a mi abuela, mi madre y mi hermano otro par de veces. Me costó recordar sobre todo los diálogos entre el rosal y el caracol. Además de darle una buena entonación.
- Formulé las preguntas que me gustaría decir durante la narración: ¿Cómo actuaríais si fueseis en este momento el rosal?, ¿Cómo pensáis que está todo al pasar los años?, ¿Por qué creéis que la vida empezó a tener significado para los caracoles?; y también preguntas al final del cuento: ¿Qué os ha parecido?, ¿Si pudieseis seríais rosal o caracol?
PUESTA EN PRÁCTICA
La primera vez que conté mi
cuento fue a Lucía Martín Rabadán y Claudia Álvarez Crecente. A pesar de ser
vergonzosa, me sentí cómoda ya que tenemos muy buena relación y no tenía la
sensación de que fuesen a juzgarme sino a ayudarme a mejorar. Además al ser la
primera vez que realizábamos las estrategias las tres, nos animamos y ayudamos
entre nosotras bastante. En mi opinión para ser la primera práctica no estuvo
mal pero sí mejorable. Me dijeron que podía mejorar en poner más énfasis en la
historia y en estirar el tiempo de pausas para llamar más la atención de los
niños porque sino la historia se hace un poco densa para ellos. A parte de
esto, resaltaron que hice bien la adaptación del cuento para niños de 5-6 años
y la formulación de las preguntas durante y al final del cuento.
La segunda vez que conté mi
cuento fue a Ana Martínez Puche y Noelia Sáez García. También me sentí muy a
gusto con ellas, pues me escucharon y ayudaron a que me sintiera cómoda, sus
cuentos me gustaron ambos mucho sobre todo el de Ana ya que lo conocía de antes
y me pareció que no podría haberlo hecho mejor. Esta vez corregí lo que
previamente me dijeron Lucía y Claudia, resaltaron esta vez que hice bien las
pausas, las preguntas para interactuar y la narración en general. Me
recomendaron que practicara porque en algunos puntos me trababa.
La tercera vez que conté mi
cuento fue a Claudia Sanz Aiba y Víctor Lamagrande Quesada. Fue bastante
similar a las anteriores veces, solo que sentía más vergüenza ya que no tengo
casi relación con ellos y me sentía un poco más cohibida o con miedo a ponerme
nerviosa y trabarme. A pesar de ello, considero que los tres por los consejos
previos de otros grupos lo llevábamos bastante preparado y nos adaptamos bien a
la situación. Me dijeron que en general les parecía que la narración estaba muy
bien, la edad bien elegida y que la entonación era correcta para llamar la
atención de los niños. Víctor me comentó que podría mejorar añadiendo alguna
pregunta más al principio de la narración.
La cuarta y última vez que
conté mi cuento fue a Oisin Montgomery y María Crisol Fernández. Aquí intenté
añadir y hacer todo lo que me habían aconsejado mejorar previamente y mantener
lo que me habían comentado que hacía bien. Al finalizar la narración solo me
dijeron puntos positivos, en general les había gustado todo. Bajo mi punto de
vista, esta vez fue la que mejor me salió pues ya tenía asimilado el cuento, se
me habían pasado un poco los nervios y me sentía segura y cómoda con el cuento
y las personas a las que se lo conté.
CONCLUSIÓN
Tras la preparación y la puesta en práctica me he dado cuenta
de que el cuentacuentos es una estrategia magnifica para las aulas, pero no se
utiliza tanto como las demás estrategias. Bajo mi punto de vista, por los
comentarios que me dieron los compañeros, todos los objetivos propuestos los he
conseguido.
He aprendido gracias a esta actividad a cómo realizar las
tres estrategias, no solo el cuentacuentos. Sobre todo saber hacer las
entonaciones, las pausas, en las narraciones con libro y lecturas apoyarse de
las ilustraciones, saber realizar las preguntas durante y al final del cuento y
empezar y acabar con frases llamativas y claras como “Había una vez un gran
campo…” o “colorín colorado este cuento se ha acabado”.
En definitiva, ha sido gratificador poner todo ello en
práctica, ya que es como mejor se aprende, realizándolo y apoyándote de los
consejos que te van dando.
BIBLIOGRAFÍA
Hans Christian Andersen [El caracol y el rosal] (s.f).
Descargado de: http://www.rinconcastellano.com/cuentos/andersen/andersen_caracol.html#
Perfecto.
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